Texto y fotografías: Walter H. Wust
A despecho de su nombre en quechua, Cajamarca no es –ni por asomo– una tierra fría. Por el contrario, la hospitalidad de sus habitantes y la belleza de sus impresionantes paisajes de campiña la convierten en un destino obligado. Perú Tours te da buenas opciones de viaje.
Cajamarca es uno de aquellos lugares a los que muchos no llegan. No por que carezca de atractivos, sino por que se encuentra en una ruta independiente, alejada de la mayoría de destinos convencionales. Demasiado lejos para un fin de semana, es lo que dice la mayoría. Y no dejan de tener razón. Pero si de tiempo se trata, no hay mejor inversión que pasar algunos días aprendiendo en esta aula de dimensiones descomunales que es el Perú y con el mejor profesor de todos, que es la experiencia.
Cajamarca puede darnos todo eso y mucho más. La historia pareciera formar parte de la atmósfera misma de la ciudad y los alrededores. Es como si en cada bocanada de ese aire puro y limpio de la sierra aspiráramos algo del rico pasado de esta región. La naturaleza, por su parte, es el compañero ideal en esta colección de atractivos. Frondosos bosques de pino y eucalipto, campiñas de prolijas chacras que parecen haber sido sacadas de algún cuadro bucólico, pampas y cordilleras, aguas termales... ¿se requiere más?
Qué llevar y cómo llegar
Ubicada a 862 km al noreste de Lima (265 km de Chiclayo) y a una altura de 2.750 msnm, la ciudad de Cajamarca se yergue generosa a orillas del río Mashcón, en la cadena occidental de los Andes del norte. Su clima es por lo general agradable: cálido durante el día y fresco durante la noche, con temperaturas medias anuales del orden de los 14°C y una estación lluviosa de diciembre a marzo.
Para llegar a Cajamarca es necesario tomar el desvío a la altura del km 683 de la Panamericana norte (pasando Pacasmayo), que se interna 190 km hacia el este siguiendo el curso del río Jequetepeque. En el recorrido el visitante podrá observar el embalse de la represa Gallito Ciego, con sus aguas calmas y azules que contrastan con la aridez circundante; y pintorescos poblados agrícolas como Tembladera (localidad dedicada a la producción de arroz y frutales); Chilete (famoso por sus mangos de exportación), San Juan y Magdalena. Luego el valle se estrecha para ascender hasta la conocida Cuesta del Gavilán (3.000 msnm) altura máxima de la ruta donde la carretera serpentea entre enormes paredes de roca granítica erosionada por las lluvias. Desde el abra se desciende, entre bosques de pino y eucalipto, hacia la verde campiña Cajamarquina.
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